A la hora de comer, tendemos a asociar todo lo que tenga origen vegetal con comida saludable y lo de procedencia animal con una comida que es preferible evitar. Y a la hora de hablar de grasas que consumimos con los alimentos esta regla no es una excepción.
Las grasas saturadas abundan en los productos de origen animal, desde su carne hasta productos lácteos o huevos, y son estas las que efectivamente son "malas", ya que su consumo se relaciona con la elevación de los niveles colesterol. Mientras que las grasas presentes en productos vegetales (y, curiosamente, también en los pescados azules) son grasas insaturadas, también conocidas como "grasas buenas" porque no aumentan el colesterol.
El principal problema de estos aceites, es que cuando un alimento envasado está “elaborado con grasas vegetales” no sólo hace referencia a estas grasas beneficiosas para el corazón, como el aceite de oliva o el de girasol, si no que engloban también a aquellos productos como el aceite de palma, el aceite de cacahuete o el aceite de coco que tienen un contenido en ácidos grasos saturados prácticamente tan elevado como las grasas de origen animal.
Es decir, no todas las grasas vegetales son las mejores para nuestro organismo, aunque esta creencia esté sumamente extendida.
En cambio, debido al elevado precio de las grasas más saludables, estas son las que menos se emplean en la elaboración de productos alimenticios, y son substituidas por aceites que elevan nuestro colesterol (y que al fin y al cabo son también de origen vegetal) sin nuestro conocimiento.
Fuentes:
http://www.gastronomiaycia.com/2008/02/20/aceites-y-grasa-vegetales-no-siempre-son-saludables/
http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/aprender_a_comer_bien/alimentos_a_debate/2003/10/09/66381.php
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