
Pero entre
todos estos usos diversos del chicle, no se encuentra el poder ingerirlo. Es
un consejo que se repite en casi todos los hogares, tan socialmente extendido
que en la mayoría de los casos no nos planteamos cuestionárnoslo. Simplemente un chicle
nunca, nunca, nunca, se traga.

Su base de goma, a al que después se añaden componentes
como azúcares, saborizantes y suavizantes, se prepara hoy en día con polímeros
naturales o sintéticos. Nuestro aparato digestivo no está preparado para
descomponer esta goma, pero esto no supone que permanezca en el cuerpo. Cuando
nos tragamos un chicle este hace el mismo recorrido a través del sistema
digestivo que haría cualquier alimento, atravesando esófago, estómago e
intestinos, y cómo no podemos descomponerlo permanece intacto a lo largo del
trayecto, para ser finalmente eliminado de forma natural.
En muy raras
ocasiones pueden suceder complicaciones, y en todos los casos registrados en
los que un chicle ha provocado obstrucciones en el tracto digestivo se trataba
de niños pequeños que consumían y tragaban una cantidad desorbitada de chicle a
diario.
Por lo tanto,
no deemso preocuparnos si por error nos llegamos a tragar un chicle, aunque lo cierto es que es recomendable no hacerlo y puede resultar incómodo.
Fuentes:
http://www.lanacion.com.ar/939278-los-chicles-tragados-tardan-mucho-en-digerirse
http://www.abc.es/salud/esto-es-vida/20141126/abci-cinco-mitos-falsos-salud-201411261443.html
http://www.rtve.es/alacarta/videos/esto-es-vida/esto-vida-29-10-15/3340173/
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